Lenin y Marx

Manolo

Manolo
Manolo Tavarez Justo

lunes, 28 de diciembre de 2009

Ediciones Baldemiro Castro
Es un blog para difundir las ideas del marxismo-leninismo y todas las ideas democrÁticas y revolucionarias que se esten dando en el mundo. Fundamentalmente queremos dar a conocer lo que está pasando en la Republica Dominicana.

¡Contra el oportunismo y por la revolución!
¡Viva el Marxismo-Leninismo!
¡Cerrarle caminos, veredas y huecos ¡

Mao estudiando Camarada Baldemiro Castro

Es un blog para difundir las ideas del marxismo-leninismo y todas las ideas democrÁticas y revolucionarias que se esten dando en el mundo. Fundamentalmente queremos dar a conocer lo que está pasando en la RepÚblica Dominicana.
¡Contra el oportunismo y por la revolución!
¡Viva el Marxismo-Leninismo!
¡Cerrarle caminos, veredas y huecos ¡

Mao estudiando Camarada Baldemiro Castro
Presentación

El trabajo que presentamos, contra el liberalismo de la autoría del camarada Mao tiene la vigencia política e ideológica para ser estudiado y analizado a la luz de hoy, en este pleno siglo XXI. Todo lo que el presidente Mao expuso en ese genial trabajo nos puede dar las notas a seguir para corregir muchas desviaciones que se dan al interior del movimiento revolucionario dominicano y al interior de nuestra organización.
Creemos que este trabajo contribuirá a explicar y explicarnos una gran época de liberalismo que hemos venido sufriendo al parecer por casi quince años o más. Se ha perdido la visión ideológica marxista-leninista, la crítica y la autocrítica, sustentada en la base del oportunismo del dejar hacer y dejar pasar.
La ideología pequeña-burguesa ha atrapado a todo nuestro partido, se ha abandonado el estudio y el análisis político de clase. Del diccionario político dominicano se ha eliminado la concepción de partido proletario, la lucha de clases, la concepción de izquierda revolucionaria, en cambio se ha implantado la idea y concepto de sociedad civil, semejante a la concepción del imperialismo que financia la llamada participación ciudadana.
Por nosotros dejar pasar todo el oportunismo nos encontramos en la misma acera que el oportunismo o casi en el umbral de la derecha. La implementación táctica de la política se ha convertido en fin y estrategia de partido.
La máxima del liberalismo de hacerse de la vista gorda, solo favorece a la derecha interna, la que de seguro ya prepara su consigna de acusar de izquierdismo a los que se le oponen a su táctica de derecha, la cual viene recalando y zigzagueando desde el aventurerismo implementado en los frentes de masas.
Todos debemos luchar, estudiar trabajar desde el marxismo-leninismo con el único fin de reconstruir el partido y recoger toda su cultura política roja y negra.

Veamos:

CONTRA EL LIBERALISMO
7 de septiembre de 1937 Mao Tse Tung

Estamos por la lucha ideológica activa, pues ella es el arma con que se logra la unidad interna del Partido y demás colectividades revolucionarias en beneficio del combate. Todos los comunistas y revolucionarios deben empuñar esta arma. Pero el liberalismo rechaza la lucha ideológica y propugna una paz sin principios, dando origen a un estilo decadente y vulgar, que conduce a la degeneración política a algunas organizaciones y miembros del Partido y demás colectividades revolucionarias.
El liberalismo se manifiesta en diferentes formas:
A sabiendas de que una persona está en un error, no sostener una discusión de principio con ella y dejar pasar las cosas para preservar la paz y la amistad, porque se trata de un conocido, paisano, condiscípulo, amigo íntimo, ser querido, viejo colega o viejo subordinado. O bien buscando mantenerse en buenos términos con esa persona, rozar apenas! El asunto en lugar de ir hasta el fondo. Así, tanto la colectividad como el individuo resultan perjudicados. Este es el primer tipo de liberalismo.
Hacer críticas irresponsables en privado en vez de plantear activamente sugerencias a la organización. No decir nada a los demás en su presencia, sino andar con chismes a sus espaldas; o callarse en las reuniones, pero murmurar después. No considerar para nada los principios de la vida colectiva, sino dejarse llevar por las inclinaciones personales. Este es el segundo tipo.
Dejar pasar cuanto no le afecte a uno personalmente; decir lo menos posible aunque se tenga perfecta conciencia de que algo es incorrecto; ser hábil en mantenerse a cubierto y preocuparse únicamente de evitar reproches. Este es el tercer tipo.
Desobedecer las órdenes y colocar las opiniones personales en primer lugar; exigir consideraciones especiales de la organización, pero rechazar su disciplina. Este es el cuarto tipo. Entregarse a ataques personales, armar líos, desahogar rencores personales o buscar venganza, en vez de debatir los puntos de vista erróneos y luchar contra ellos en bien de la unidad, el progreso y el buen cumplimiento del trabajo. Este es el quinto tipo.
Escuchar opiniones incorrectas y no refutarlas, e incluso escuchar expresiones contrarrevolucionarias y no informar sobre ellas, tomándolas tranquilamente como si nada hubiera pasado. Este es el sexto tipo.
Al hallarse entre las masas, no hacer propaganda ni agitación, no hablar en sus reuniones, no investigar ni hacerles preguntas, sino permanecer indiferente a ellas, sin mostrar la menor preocupación por su bienestar, olvidando que se es comunista y comportándose como una persona cualquiera. Este es el séptimo tipo.
No indignarse al ver que alguien perjudica los intereses de las masas, ni disuadirlo, ni impedir su acción, ni razonar con él, sino dejarle hacer. Este es el octavo tipo.
Trabajar descuidadamente, sin plan ni orientación definidos; cumplir sólo con las formalidades y pasar los días vegetando: "mientras sea monje, tocaré la campana". Este es el noveno tipo.
Considerar que se ha rendido grandes servicios a la revolución y darse aires de veterano; desdeñar las tareas pequeñas pero no estar a la altura de las grandes; ser negligente en el trabajo y flojo en el estudio. Este es el décimo tipo.
Tener conciencia de los propios errores pero no intentar corregirlos, tomando una actitud liberal para consigo mismo. Este es el undécimo tipo.
Podrían citarse otros tipos más, pero los once descritos son los principales.
Todas éstas son manifestaciones de liberalismo.

En una colectividad revolucionaria, el liberalismo es extremadamente perjudicial. Es una especie de corrosivo, que deshace la unidad, debilita la cohesión, causa apatía y crea disensiones. Priva a las filas revolucionarias de su organización compacta y de su estricta disciplina, impide la aplicación cabal de su política y aleja a las organizaciones del Partido de las masas que éste dirige. Se trata de una tendencia sumamente perniciosa.
El liberalismo proviene del egoísmo de la pequeña burguesía; éste coloca los intereses personales en primer plano y relega los intereses de la revolución al segundo, engendrando así el liberalismo en los terrenos ideológico, político y organizativo. Los adictos al liberalismo consideran los principios del marxismo como dogmas abstractos. Aprueban el marxismo, pero no están dispuestos a practicarlo o a practicarlo cabalmente; no están dispuestos a sustituir su liberalismo por el marxismo. Tienen su marxismo y también su liberalismo hablan del marxismo pero practican el liberalismo, el marxismo es para los demás y el liberalismo para ellos mismos. Llevan ambos en su bagaje y encuentran aplicación para uno y otro. Así es como funciona el cerebro de cierta gente.
El liberalismo constituye una manifestación de oportunismo y es radicalmente opuesto al marxismo. Es negativo y, objetivamente, hace el juego al enemigo. De ahí que éste se alegre si en nuestras filas persiste el liberalismo. Por ser tal su naturaleza, no debe haber lugar para el liberalismo en las filas revolucionarias.
Debemos emplear el espíritu marxista, que es positivo, para superar el liberalismo, que es negativo. El comunista debe ser sincero y franco leal y activo, poner los intereses de la revolución por encima de su propia vida y subordinar sus intereses personales a los de la revolución; en todo momento y lugar ha de adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente contra todas las ideas y acciones incorrectas, a fin de consolidar la vida colectiva del Partido y la ligazón de éste con las masas ha de preocuparse más por el Partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí mismo. Sólo una persona así es digna de llamarse comunista.
Todos los comunistas leales, francos, activos y honrados deben unirse para combatir las tendencias liberales, que cierta gente tiene, y encauzar a ésta por el camino correcto. He aquí una de nuestras tareas en el frente ideológico.



Nota: ¿Cuáles conclusiones prácticas se pueden sacar de la lectura de este ensayo escrito por el presidente Mao? ¿Se aplicarían a nosotros hoy? ¿Podríamos iniciar un debate interno con quienes están plagados de liberalismo y manejo seudo revolucionario de las instancias superiores del partido?

Todas estas cuestionantes nos ayudarían a reflexionar, a tomar conciencia y partido, tomar posición en relación no solo al aspecto interno, sino en relación a todo lo que pasa en la sociedad dominicana e internacional.
¿Por qué somos institucionalistas, aún con lo que no estamos de acuerdo y otros violan sus propios acuerdos que le benefician tácticamente y políticamente?

¡De pie, frente al cañon, marchemos y armado del marxismo-leninismo prosigamos!

Esos vientos blancos chocaran en los arrecifes rojinegros. En el fondo de esos arrecifes nos sonríen: Otto, El Moreno, Amin, Henry……








Reproducido por: Roberto alonso
Diciembre/2009

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